17.9.06

Nada


Como la vida es nada en tu filosofía,
brindemos por el cierto no ser de nuestros cuerpos.
Brindemos por la nada de tus sensuales labios
que son ceros sensuales en tus azules besos;
como todo azul, quimérica mentira de los blandos océanos
y de los blancos cielos.
Brindemos por la nada del material reclamo
que se hunde y se levanta en tu carnal deseo;
como todo lo carne, relámpago, chispazo,
en la verdad mentira sin fin del Universo.
Brindemos por la nada, bien nada de tu alma,
que corre su mentira en un potro sin freno;
como todo lo nada, buen nada, ni siquiera
se asoma de repente en un breve destello.
Brindemos por nosotros, por ellos,
por ninguno;por esta siempre nada
de nuestros nunca cuerpos;
por todos, por los menos; por tantos y tan nada;
por esas sombras huecas de vivos que son muertos.
Si del no ser venimos y hacia el no ser marchamos,
nada entre nada y nada, cero entre cero y cero,
y si entre nada y nada no puede existir nada,
brindemos por el bello no ser de nuestros cuerpos.

A la espera de la oscuridad



Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo
de las violencias perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos.

El eco del Tiempo


De nuevo el eco del tiempo resuena en mis noches, en estos años de regresar repleto de arco iris y de estrellas fugaces de esas que alumbran los caminos. Es muy distinto que recordar aquellas horas de tormenta que acarrearon la muerte, en todo aquél tiempo dedicado a tronchar ilusiones y sueños, aquellas mentiras y aquél viento cortante cada noche sobre el mar Caribe que aún sigue siendo testigo mudo de cada vuelo en aquella época imperdonable de la Historia. El día amaneció alegre, los cielos de mi ciudad me ofrecieron el azul mañanero que nada lo iguala, que nos acerca a revivir los sueños, a tener confianza en las próximas horas, en todos los deseos que hoy acumulo de ti después de cada amanecer, después que la última estrella se escondió al surgir el día, al darme cuenta que otro día pasó y nada revierte mi estado de animo. El recurso de meditar acude de nuevo como otrora hoy, es un tiempo sin tormentas, pero es aún mi tiempo de ilusiones rotas, mis ganas de huir de mi propia vida, de mis memorias antiguas. Hoy recurro a ti como aliciente de mi único futuro posible de mi nuevo camino a seguir en este tiempo que no me perdona días. De nuevo regresan aquellas madrugadas, siempre regresan... Aquellas horas que derramaron desilusión y tristezas sobre mi hoy regresan intactas ya sin dolor ni pena, llenas de esperanza. El mar silente esta mañana lleno de historias me situó el presente diáfano que me despierta en las mañanas tan distinto al pasado tan lleno de mentiras que en silencio se grabó en cada tela, pasado que durante casi cuatro décadas me labró cicatrices de muerte, mentiras y desamor como nunca imaginé siquiera. El camino me sigue guiando en este destino de colores planos de viajes trazados en los confines de mis cielos llenos de estrellas, de telas repletas de poetas muertos que siempre me alumbran el sendero. Hoy recurro a ti, a los días de amaneceres sin nubes llenos de sueños, y pregunto si habrá algún nuevo comienzo para los dos, si habrá luz al final del camino que nos trajo y que nos lleva. ¿Será un nuevo comienzo el que ronda la madrugadas, o serán de nuevo ilusiones de un futuro imposible? Solo el universo sabrá cuales serán nuestras pisadas en nuestros destinos...

Pancho Varela.