El Nudo Gordiano
Faltaban aún cuatro siglos para que Alejandro Magno viniera al mundo, cuando en Frigia (la actual Anatolia, en Turquía), un oráculo anunció al pueblo que un día verían llegar por la Puerta del Este, a su verdadero rey y que le reconocerían por el hecho de que, al atravesar esa puerta, un cuervo se posaría en su carro.Algún tiempo después un pastor, llamado Gordias, se dirigía a la ciudad por el camino del este y justo al pasar la puerta, el cuervo profético se posó en el yugo de su carro de bueyes. Los ciudadanos aclamaron a Gordias, lo llevaron al templo y le coronaron rey.Cuando intentaron quitar el yugo que uncía los bueyes a la carreta de su reciente soberano, descubrieron que les era imposible deshacer el nudo de la correa de cuero que lo sujetaba al timón.El oráculo intervino de nuevo y predijo que quién lograra desatar el nudo sería el dominador de toda Asia.Alejandro tuvo conocimiento de la existencia del nudo y de la leyenda que lo acompañaba. Llegado a la ciudad de Gordion, se dirigió al templo de Zeus donde le pusieron frente al yugo con el nudo intacto. Intentó deshacerlo. Una y otra vez buscó un cabo de donde tirar, un hueco entre la ligazón, un punto débil en el endurecido cuero pero el nudo resistió a todos sus intentos.Alejandro agotó su paciencia. No sería un nudo quien detuviera sus vertiginosas conquistas ni pusiera en tela de juicio su capacidad para conseguir cuanto quisiera. Desenvainó la espada y con un potente y certero tajo, cortó el nudo.El camino hacia la total dominación de Asia quedaba despejado.
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