3.6.06

A contraluz

Bebo los latidos de la ceniza En el velorio de los sueños Roto póstumo Deshaciendo oráculos Destruyendo arcos Subastando lágrimas Bronces desvaídos Anillos como gargantas Nunca fueron hechos los sueños Sin paciencia Sin ríos Sin espigas Nunca faltó un grano de luz Un mar de golpes cubriendo la vida Bebiendo hasta en boca Ajena La sangre Nunca para levantar un alma Faltaron cuerpos Hoy lo sé cuando ellos Construyen el silencio Y desnudan la tierra En pleno sol Nunca para vivir Ha dejado de congregarse La muerte todos los días Con su pañuelo de palpitante río Nunca he dejado de caminar sin tregua Sin fuego Sobre un horizonte de rieles De peces y pasmos Y huellas Nunca dejé de sentir ecos Paleolíticos En la osamenta insomne de las esferas Salvo el frío del grito Salvo las piedras hondas del vacío…

Textos: A. Cruchaga.